EL BOLSÓN: UN PORTAL NATURAL EN LA RUTA 40.
Cada amanecer en El Bolsón es un espectáculo que brota entre la neblina del valle, y cada atardecer se funde en un resplandor dorado. Las mañanas invernales visten los cerros de silencio con su manto de nieve, y cada noche, un millón de estrellas parpadean sobre el oscuro firmamento que los cerros sostienen.
El Bolsón es pura magia en el aire, una magia que se contagia y palpita tanto en sus habitantes como en los visitantes. Aquí, pasar es sinónimo de sentirse plenamente vivo, y vivir es un constante ir y venir.