PULMONES VERDES EN SU DÍA.

 



En Argentina, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible informó que entre 1998 y 2022 se destruyeron 7 millones de hectáreas de bosques nativos, una extensión comparable a la provincia de Formosa.


Desde 1901, Argentina celebra el Día del Árbol cada 29 de agosto, una tradición establecida por el destacado intelectual y político Estanislao Zeballos. Esta fecha especial no es solo un homenaje a la naturaleza, sino también un llamado a la acción para reconocer y valorar el papel vital que juegan los árboles en nuestro ecosistema. Los árboles son héroes silenciosos en la producción de oxígeno, la conservación de suelos y la lucha contra el cambio climático. En este día, se fomenta la reflexión y la educación sobre la necesidad de proteger nuestros bosques, pulmones verdes indispensables para la salud del planeta.

La finalidad de esta fecha es promover la protección de este valioso recurso natural, esencial para la vida debido a su habilidad para absorber carbono y liberar oxígeno al medio ambiente.

En cada rincón de nuestro país se encuentran especies de inmenso valor ecológico. Nuestras áreas protegidas son el hogar de especies excepcionales, como el majestuoso Alerce, el segundo ser vivo más antiguo del planeta. Su longevidad y la belleza del entorno natural que lo rodea han hecho que el Parque Nacional Los Alerces sea reconocido como Patrimonio Mundial por la UNESCO. Situado en la provincia de Chubut, este parque es custodio de un bosque ancestral de alerces, algunos de los cuales tienen más de 2600 años de historia.

Otra especie destacada de la región patagónica es el Pehuén, una conífera considerada como un fósil viviente. Habita en los bosques del Parque Nacional Lanín, en la provincia de Neuquén, y puede vivir más de 1300 años y alcanzar los cincuenta metros de altura.

En el extremo norte de nuestro país, se encuentra el Quebracho colorado chaqueño, preservado en los Parques Nacionales Río Pilcomayo, Mburucuyá, Chaco, El Impenetrable y en la Reserva Natural Educativa Colonia Benítez. Esta especie, de madera dura y corteza agrietada, alcanza alturas superiores a los veinte metros.

Estas y muchas otras especies de árboles son joyas de la diversidad biológica que custodiamos en nuestros parques nacionales. Estos espacios, de valor incalculable, son esenciales para el florecimiento de la vida humana.

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